Para cocinar una auténtica paella Valenciana es imprescindible cumplir con una serie de requisitos: respetar los ingredientes y los pasos de la receta, ponerle mucho cariño durante la cocina, cocinar siempre para más de 4 personas (a ser posible montar una pequeña fiesta tanto para cocinarla como para tomarla…y luego hablar de lo buena que estaba). Ah, y repetirla tantas veces como sea necesario hasta que no tengas que medir la cantidad de agua ni arroz y te salga en su punto.
• 500gr. de arroz redondo seleccionado de las mejores variedades de Valencia.
• 800 gr. de pollo troceado donde se suelen incluir las pechugas y el hígado.
• 600 gr. de conejo troceado.
• 250 gramos de ‘bajoqueta’ o ‘ferraura’, o lo que sería lo mismo, judías verdes planas.
• 200 gramos de ‘garrofó’. Una variedad de alubia blanca, grande y plana típica de Valencia. Si el garrofó no es fresco, añadiremos solamente 100 gr. puesto a remojo unas doce horas antes.
• 100 gramos de tomate triturado, lo que equivale más o menos a un tomate rallado de tamaño mediano.
• 150 c.c. de aceite de oliva.
• 4 dientes de ajo pelados.
• Hebras de azafrán o en su defecto colorante alimentario, aunque no es lo mismo.
• Una cucharadita de pimentón rojo dulce en polvo.
• Sal de cocina normal.
• Romero en rama o en su defecto seco aunque no es aconsejable.
• Agua. Como norma general, utilizaremos el doble de agua que de arroz.
Lo primero de todo es nivelar la paella para que luego el arroz quede uniformemente distribuido y hierva toda por igual. Para ello, bastará con verter el aceite en frío debiendo quedar perfectamente centrado en la paella.
Una vez que el aceite esté bien caliente, echaremos el pollo y el conejo a los que habremos puesto sal .
Es muy importante dorar muy bien toda la carne a fuego suave y sin prisas, que esté todo bien frito. Ahí radica parte del secreto de una buena paella.
Es el momento de añadir a freír el garrofón. Al igual que la carne, la verdura debe estar bien frita pero sin quemarla, dándole vueltas constantemente.
Seguidamente añadiremos el tomate natural triturado, sofreímos bien el tomate y el ajo evitando que se queme. Cuando el tomate ha soltado todo el agua ya está bien sofrito.
Añadimos ahora el sobrecito de pimentón y removemos rápidamente, evitando que se queme y ya es el momento de añadir el agua a nuestra paella, al tiempo de poner los caracoles limpios engañados al sol.
Como referencia, echaremos el doble de agua que de arroz hasta cubrir casi por completo todo el recipiente. La medida de agua -si el tamaño de la paella es el idoneo para las raciones que se quieren obtener- es que el nivel de agua debe de quedar por encima de los remaches internos de las asas de la paella.
Al igual que la cantidad de aceite o de arroz, la medida del agua es orientativa y la experiencia va a ser nuestra mejor aliada.
Echamos ahora las hebras de azafrán (o colorante alimentario) y el garrofón y volvemos a probar el punto de sal del caldo, echando más sal si fuera necesario. Es importante resaltar que el punto de sal en el caldo se debe probar justo antes del arroz y que debe ser más bien sentidito, pues el arroz tiende a hacerlo soso.
Cuando el caldo alcanza el punto de ebullición, la dejaremos unos 5 minutos que hierva a fuego vivo. Luego se deja cocer de 30 a 45 minutos con el fuego al mínimo. Si el agua baja del nivel que habíamos señalado se añade más.
Seguidamente, se aviva el fuego y se añade el arroz repartiéndolo uniformemente por toda la paella
En total, el arroz se cuece entre 17 y 20 minutos. No sobrepasar nunca este tiempo, aunque nos quedase algo de caldo, pues el arroz se pasará (esclatar, como se dice en valenciano). El arroz debe quedarnos seco y con el grano entero.
Como regla general nunca añadiremos agua una vez se haya echado el arroz a la paella. No es pecado quitar caldo o añadir agua, pero esto último nunca después de echar el arroz.
Si la paella se ha quedado un poco corta de caldo, se baja más el fuego y se puede tapar con papel de plata u otra tapa para que evapore menos agua. Nunca añadir agua, en todo caso caldo previamente reservado.
En Valencia es costumbre dejar reposar la paella unos minutos antes de servirla. Este reposo suele sentar muy bien a la paella, sobre todo si ha quedado un poco dura pues ayuda a que el arroz finalice su coccíon y termine la absorción de caldo que aún pueda quedar.
Si el arroz ha quedado un poco duro, se puede arreglar tapando la paella con papel de periódico o con un cartón y salpicando un poco de agua con la mano, dejando seguidamente que repose unos minutos más de lo habitual, levantándolo de vez en cuando.
Y si queremos ser totalmente fieles a la tradición, comeremos directamente la paella en el recipiente
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